ya acabó su novela

Foto. Andina

Bicicultura: Un nueva visión de la ciudad

Publicado en la Revista Ideele

Eduardo Guislain Torres

Publicado: 2014-09-26

Lima parece haber iniciado, aunque un tanto tardíamente pero al fin, un importante proceso de Reforma del transporte urbano con la inclusión del Metropolitano, el Metro y actualmente el inicio de los llamados Corredores Azules. Si bien resulta muy importante el focalizarse en resolver los problemas del transporte masivo primero, estas reformas están diseñadas en base a un modelo de ciudad nacido a principios del siglo XX, cuando el revolucionario invento del automóvil desplazaba vertiginosamente al caballo, la bicicleta y al tren, con la misma fuerza con la que el petróleo se imponía como fuente de energía sobre el carbón y la electricidad, y se convertía en el principal medio de transporte privado del siglo. 

Estación del tren en lima

Efectivamente, al calor de esta genial innovación, las ciudades fueron transformándose y dando espacios y energía a este novedoso medio de transporte, dando paso al modelo de anchas avenidas de asfalto delimitadas por angostas aceras, y después, autopistas, supercarreteras y acrobáticos viaductos, pero exclusivas para autos: auténticos signos de desarrollo de esa era.

Sin embargo, el siglo XXI nos sorprende con una increíble constatación: de continuar el actual ritmo de crecimiento de la adicción al auto y al combustible fósil, la sostenibilidad de las ciudades, del planeta y de la economía en general estaría comprometida. Tres grandes amenazas aparecen: la multiplicación geométrica de gases de efecto invernadero; la ineficiente pérdida de horas hombre en los entrampamientos vehiculares; y los crecientes precios de la energía fósil, producto de su agotamiento y disputa. Con estas condiciones al tope, el modelo urbano-automotriz, deviene hoy en insostenible.

comparaciones de emisiones

Ya desde los años 70s del siglo pasado, como producto de la primera gran crisis del petróleo en el mundo, algunas ciudades europeas empezaron a cuestionar el modelo y a buscar alternativas llamadas sostenibles. Fue así como sus “ciudadanos de a pie” lograron imponer limitaciones al auto y el retorno a la bicicleta y al peatón.

Hoy encontramos que esto es ya una tendencia mundial. Las ventajas parecen ser múltiples. Su adquisición, operación y la infraestructura vial requeridas, son más baratos: Estudios han determinado que en Nueva York por cada 1,5 Km/día que se deja de recorrer en auto se ahorran 31 mil millones de dólares al año (*). No contamina, no hace ruido y es más sano: El mismo estudio arroja que dejando de recorrer 1,5 Km/día en auto se reducen 30 millones de toneladas de emisión de carbono al año. Es rápido y funcional para desplazarse y avanzar entre el tráfico: En 6 kms, la bici hace 5 minutos menos que el auto en horas punta. Es fácil de parquear, guardar, estacionar: por cada auto entran 12 bicicletas. Además tenemos una menor dependencia de importaciones e insumos externos: La bicicleta es casi un producto artesanal y no requiere energía foránea. Este ahorro fomenta el gasto en negocios locales y por tanto favorece la economía local.

Por otro lado, este fenómeno viene abriendo nuevas rutas: bicicletas cinéticas y eléctricas; pistas solares y veredas móviles; cicloviaductos interconectados; parqueos ciclísticos generalizados; sistemas de alquiler y préstamo de bicicletas, etc. Todas mucho más baratas, limpias y renovables.

Pero este movimiento no parece haber llegado aún a nuestros reformadores, pese a ser Lima una ciudad plana, templada, y de apenas garuas; es decir, ideal para este modo de transporte. Los bien intencionados esfuerzos por incorporar el mundo ciclístico en la cultura urbana se han limitado al tema del esparcimiento, el deporte y la salud. La prioridad en transporte sigue siendo el de “agrandar la correa en vez de reducir la panza”. No hay un solo sistema vial no motorizado incorporado en la ejecución ni en los proyectos de la ciudad de Lima del 2021 por ejemplo, pese a que sus costos resultan absolutamente menores. Tal vez al actual modelo no le resultemos conveniente.

visión de una nueva ciudad

Hoy los colectivos ciudadanos plantean el cambio de modelo de ciudad. Esto implica una visión conceptual, técnica y política distinta. En primer lugar, tomar conciencia que el viejo modelo urbano-automotriz está en retirada y su reemplazo inmediato está cifrado en el transporte no contaminante, barato y a la vez masivo. No se trata de remplazar al auto sino de complementarlo. En este cuadro, la alternativa de incorporar la bicicleta y demás modalidades sostenibles en el sistema de transporte urbano resulta muy oportuna. En segundo lugar, se debe reflexionar respecto a las infraestructuras, reglamentos y tecnologías que deben desarrollarse para esta incorporación, no a nivel distrital como lo es hoy en Lima, sino a nivel de planificación integral y multimodal metropolitana. Por último, y para hacer factible este proceso renovador, debemos ser capaces de poner el tema en la agenda política nacional, a fin de establecer, como una política de Estado, la inclusión del transporte no motorizado y sostenible en la planificación del desarrollo urbano y de la habitabilidad de nuestras ciudades, tal como lo pide nuestra moción presentada ante el Ministerio del Ambiente para la próxima Conferencia por el cambio climático COP20 a desarrollarse en Lima.



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Biciculturaperu

Por vías adecuadas para el transporte no motorizado en la ciudad de Lima, medio ambiente limpio y vida sana.